Orizaba, Ver.- El vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, celebró el aumento al presupuesto asignado para la salud en México al destacar la importancia de este rubro para el bienestar de la población. Sin embargo, también hizo un llamado a revisar el enfoque de otras asignaciones, particularmente a las relacionadas con el desarrollo agrícola y programas sociales, con el objetivo de equilibrar las necesidades del país y fomentar un desarrollo sostenible.
Expuso que el incremento destinado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) es un paso positivo, ya que refleja una preocupación genuina por la salud de los mexicanos. “Es una inversión que demuestra el interés por garantizar el acceso a servicios médicos de calidad, algo que siempre debe ser prioridad en las políticas públicas”, afirmó.
No obstante, advirtió que hay áreas descuidadas dentro del presupuesto como el sector agropecuario. “El recorte en este rubro podría tener consecuencias negativas, ya que impacta directamente a los campesinos, quienes enfrentan desafíos históricos relacionados con la falta de infraestructura y apoyo para mejorar la productividad y calidad de vida en el campo”.
“El campo sigue siendo una deuda social pendiente. Es necesario hacer más por nuestros campesinos, no sólo para promover su desarrollo, sino para garantizar su sostenibilidad y su contribución al desarrollo del país”, añadió.
Sobre los programas sociales, si bien reconoció la importancia de atender las necesidades inmediatas de las comunidades más vulnerables, Enríquez Báez subrayó la necesidad de que estos programas vayan más allá del asistencialismo.
“Es fundamental que las políticas sociales promuevan el desarrollo humano y comunitario. La dependencia económica a través de programas asistenciales debe ser sustituida por estrategias que impulsen la autogestión de recursos y la generación de oportunidades de crecimiento”, afirmó.
Sugirió que el presupuesto debe ser evaluado de manera más equilibrada para garantizar que, además de atender la salud y la pobreza, se invierta en infraestructura estratégica, como carreteras y proyectos que estimulen la inversión pública.
Según Enríquez Báez, esto contribuiría al desarrollo integral del país, fomentando una economía más dinámica y sostenible.
Llamó a las autoridades a que reconsideren las prioridades del presupuesto y busquen un equilibrio que beneficie a todos los sectores de la sociedad.
“Es importante construir un presupuesto que no sólo responda a las necesidades actuales, sino que también sea una herramienta para el desarrollo de largo plazo. La promoción del campo, el fortalecimiento de las comunidades y el acceso a servicios básicos son pilares para construir una sociedad más justa y próspera”, concluyó.
Con este pronunciamiento, la Iglesia católica reitera su compromiso con el bienestar social, la equidad y el desarrollo integral de las comunidades, haciendo un llamado a la reflexión sobre las políticas públicas que se implementen en el país.
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