Orizaba, Ver.- Veracruz, se mantiene como uno de los estados más peligrosos para las mujeres en México.
A casi ocho años de la declaratoria de la alerta de género por violencia feminicida, por su incumplimiento en las diversas esferas del poder, continúa siendo una de las entidades con más feminicidios en el país.
Este alto índice de violencia representa un grave riesgo para las mujeres veracruzanas, quienes enfrentan constantemente amenazas contra su seguridad y bienestar, señala Luz María Reyes Huerta, integrante de la colectiva “Marea Verde, Altas Montañas”.
Aunque se implementaron recomendaciones específicas para combatir esta problemática, las autoridades no han cumplido cabalmente con estas acciones, lo que se refleja en la cantidad de feminicidios siguen ocurriendo en diversas regiones.
En la ciudad de Orizaba, “recientemente se han reportado feminicidios que han encendido las alarmas debido a la violencia y saña con que se cometieron.
Este municipio, considerado como uno de los más seguros del estado, ha sido escenario de crímenes que evidencian la falta de protección para las mujeres. Las autoridades locales, a pesar de sus esfuerzos, no han logrado garantizar la seguridad de sus habitantes, y los casos de feminicidio han aumentado, lo que deriva en una sensación de vulnerabilidad para la población femenina”.
La declaratoria de alerta de género en Veracruz buscaba implementar acciones urgentes para frenar la violencia feminicida. “Sin embargo, los resultados han sido insuficientes. Las recomendaciones, que incluyen fortalecer la seguridad, mejorar la atención a las víctimas y sancionar efectivamente a los responsables, no han sido cumplidas de manera efectiva.
La falta de seguimiento y el incumplimiento de las autoridades han provocado que los feminicidios siguen siendo una constante en la vida de las mujeres veracruzanas”.
Además de los feminicidios, Veracruz enfrenta otro problema grave: la desaparición de mujeres. Este fenómeno afecta especialmente a las jóvenes, quienes son las más vulnerables. Las desapariciones no sólo provocan incertidumbre y temor entre la población, sino que afectan la estabilidad emocional y psicológica de las familias que viven en una constante búsqueda de justicia y respuestas de las autoridades. La falta de avances en este tema refuerza la sensación de desprotección en el estado.
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