
Texas, Estados Unidos. — La madrugada del 4 de julio, mientras el país se preparaba para celebrar el Día de la Independencia, la naturaleza golpeó sin aviso. En cuestión de horas, lluvias torrenciales convirtieron la región montañosa de Hill Country —entre Austin y San Antonio— en un escenario de desastre.
El río Guadalupe se desbordó tras acumularse más de 30 centímetros de lluvia en pocas horas, superando récords históricos y provocando una tragedia: al menos 25 personas han fallecido y decenas más continúan desaparecidas, entre ellas 23 niñas y jóvenes que se encontraban en el campamento cristiano de verano Camp Mystic, ubicado en el condado de Kerr.
«Nunca crees que te va a pasar a ti»
Nora Gómez no pudo contener el llanto cuando, tras horas de angustia, vio a su hija Nataly cruzar con vida las puertas del centro de reunificación. “Lo primero que hice fue rezar”, narró. Su hija, de 21 años, trabajaba como monitora en el campamento, uno de los más tradicionales de la región.
El pequeño poblado de Ingram, también en Kerr, convirtió su escuela primaria en centro de reunión de emergencia. Allí, entre abrazos, lágrimas y oraciones, se vivieron reencuentros que parecían suspender el tiempo. Pero también la desesperación de quienes aún esperan noticias.
Los pronósticos fallaron
El jefe de la División de Manejo de Emergencias de Texas, Nim Kidd, reconoció que los pronósticos iniciales solo advertían lluvias moderadas. Nadie anticipó que la tormenta dejaría tal devastación. “La cantidad de lluvia que cayó nunca estuvo en ninguno de esos pronósticos”, admitió.
En puntos como Comfort, en el condado Kendall, el nivel del río alcanzó hasta 10.5 metros, generando también pérdidas materiales incalculables.
“La semana pasada estuve ahí… hoy ya no queda nada”
Para Bruce Cartwright, la tragedia golpeó con una fuerza personal. Su hija, Mary Liz Eastland, subdirectora del campamento, fue una de las evacuadas. Su familia lleva generaciones ligadas a Camp Mystic, fundado en 1926.
“Vi la devastación”, contó mientras se sentaba en la parte trasera de su camioneta en el improvisado centro de apoyo. “La semana pasada estuve ahí visitando… y hoy ya no queda nada”.
Estado de emergencia
Ante el desastre, el gobernador Greg Abbott declaró estado de emergencia para movilizar recursos adicionales y reforzar las labores de búsqueda. Equipos de rescate, bomberos y helicópteros continúan rastreando la zona en busca de sobrevivientes.