El árbol de vida, ejemplar de amate que literalmente abraza una tumba que data del mes de marzo de 1953, asentada en la entrada del panteón de la colonia Santa Clara; es el lugar que en 2018 fue escenario de un hecho paranormal cuando la esposa de Gabriel Heladio Morales Marroquín, cuyos restos descansan ahí, pidió cara a cara no talar el árbol, pues junto con él, había nacido de nuevo su amado. Sin embargo, la anciana falleció muchos años atrás.
Dicha vivencia la experimentó en carne propia Gabriel Pérez Ramírez, legendario guardián del cementerio que en este 2024 cumplirá 100 de existencia.
El árbol de vida, ejemplar de amate que literalmente abraza una tumba que data del mes de marzo de 1953, asentada en la entrada del panteón de la colonia Santa Clara; es el lugar que en 2018 fue escenario de un hecho paranormal cuando la esposa de Gabriel Heladio Morales Marroquín, cuyos restos descansan ahí, pidió cara a cara no talar el árbol, pues junto con él, había nacido de nuevo su amado. Sin embargo, la anciana falleció muchos años atrás.
Dicha vivencia la experimentó en carne propia Gabriel Pérez Ramírez, legendario guardián del cementerio que en este 2024 cumplirá 100 de existencia.
Recordó que en aquella tarde de noviembre se encontró con una mujer que vestía una nagua y güipil típica del istmo de Oaxaca, mujer a la que describió como una persona adulta que sollozaba al pie de la tumba de Gabriel Heladio, lápida que marca vivió de 1905 a 1953, fecha de su sepelio.
«Le pregunté por qué lloraba, y dice: estoy llorando de felicidad porque mi esposo cobró vida en este árbol. Ya fue que empezamos a platicar y le pregunté el nombre del finado, a lo que me dijo que se llamaba Gabriel Heladio Morales Marroquín, y que había cobrado vida en este árbol, y que no quería que se lo quitaran».
Dicha historia fue documentada tiempo después por un medio local, a lo que bautizaron como «el árbol de vida«, historia que conoció la familia de Gabriel Heladio, que en 2019 acudieron al llamado de regularización de las sepulturas.
En la conversación e inspección de la singular tumba, surgió el tema de la nota que, poco antes, leyeron en redes sociales, redacción que hacía alusión a la esposa del finado, la que pedía no derribaran el árbol de amate, pues en él había recobrado vida su amado esposo.
Cuando el hijo de la pareja preguntó a Gabriel Pérez sobre el aspecto de la mujer con la que se entrevistó al pie de la sepultura, y la que hizo la petición, no dudó en decir que se trataba de su madre ya muerta.
«Me dijo que no podía ser cierto porque la señora ya había fallecido. Entonces se me erizó el cuerpo, yo había hablado con una muerta».
Don Gabriel recordó a la mujer como «una persona real» de unos 70 años con la que interactuó frente a frente, lo que, al conocer la realidad de los hechos, le causó total asombro.
Desde hace más de 50 años, Pérez Ramírez es el guardia del cementerio de la colonia Santa Clara, lugar que le ha permitido conocer y documentar historias terroríficas que van de la mano con lo paranormal.
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